Hace poco fue mi cumpleaños y, aunque esta vez no me supuso
problema cumplir los años que cumplí, estuve dándole vueltas pensando en todo y
todos a los que muchas veces sin querer y, otras queriendo, para qué nos vamos
a engañar, vamos dejando atrás.
Tengo la suerte o la desgracia de tener una memoria
tremendamente selectiva. Mientras me resulta fácil recordar muchos detalles técnicos
y conceptos, otras cosas, como los nombres de las personas, los olvido muy
fácilmente cuando pasa un tiempo relativo.
A veces me sienta mal ser así, pero es absolutamente
involuntario, e incluso desarrollé hace años una manera de acordarme: apuntar
en mi agenda algo que me recordase quienes son y detalles así, pero he
descubierto que no sirve de nada, termino olvidando.
Este defecto, curiosamente, se convierte en ventaja para
otros aspectos de mi vida. Es muy complicado que sienta rencor por nada, pues
se me olvidan las malas experiencias. De hecho, alguna vez que me han hecho una
muy gorda me lo he tenido que apuntar para no meter la pata posteriormente,
pues he descubierto que esto es algo por lo que alguna gente ha conseguido volver
a aprovecharse de mi.
Pero de todas formas lo considero una ventaja. Vivir sin el
peso de todo mi pasado me permite enfocarme mejor en el presente y ser todo lo
feliz que puedo.
¡Me acabo de acordar de un defecto en mi sistema para
recordar!
Me ha pasado ya varias veces que, si tengo a alguien
apuntado en la agenda, aunque haga tiempo que no hablamos, le saludo por la
calle cuando le veo pasar. Lo malo es que últimamente me ha pasado que la
persona en cuestión parece no recordarme a mi. No me devuelve el saludo, y yo
me siento idiota.
He de reconocerlo, creo que todo esto me pasa porque siempre me he sentido un extraño en la sociedad. Aunque conozca los resortes para relacionarme, no dejo de sentirme como un marciano, porque la mayor de las veces no entiendo las motivaciones de la gente, me son bastante extrañas.
Tengo unos amigos en Málaga que me enseñaron un nuevo truco
para esas ocasiones: sonreír y asentir como si lo que te estuviesen diciendo
fuese fascinante. Quedas fenomenal, pero no te implicas. ¿Está mal hacerlo?
No lo se, como nos cuenta la historia, en toda sociedad lo
importante es sobrevivir.
Pd: el sistema de mis amigos malagueños tiene un fallo. Si
lo haces mucho tiempo con alguien, llegará el momento en el que tengas que
decir su nombre, y si te pasa como a mi, que no consigues recordarlo, la
situación se volverá tremendamente embarazosa. ¡Cuidado!
Pd2: Se supone que este post era para hablar de aquellos a
quienes echamos de menos en las fechas señaladas, pero ¿qué le voy a hacer? Me salió
así.
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