sábado, 24 de febrero de 2007

Ay Carmela...


Ayer tras la función nos hicimos una foto.

"Ay Carmela"
Aún estoy bajo el hechizo en el que quedé tras ver la obra. Verónica Forqué está sublime como Carmela, ese arquetipo de española (y españolito) tan de verdad en el que se transformó encima del escenario.
Me recordó a mi "peque" un amigo que se volvió a Jaén, con esa candidez por fuera, pero ese demonio por dentro, capaz de reírse de cualquier tontería o de la cosa más seria, pero sin perder nunca la humanidad, ni la inteligencia que le confiere saber ver el mundo como lo que es: puro teatro.
Verónica se convierte en Carmela y Carmela opina, canta y manda, marcando al ritmo que la dejan el devenir de este cuento oscuro que habla de lo inútil de la guerra, de lo crueles que pueden llegar a ser algunos en el nombre de una idea o una bandera, y del amor por su Paulino, a quién se resiste a abandonar porque sabe que aunque este tire adelante, lo hace con su pequeño corazón roto, sin querer admitirlo, invalido y solo sin el calor que le daba su Carmela.
Santiago Ramos es una maestro y lo sabe. Su coreografía es portentosa y su trabajo es de caligrafía artesana. Perfecto pero tal vez un poco frío. Allí donde uno se puede encontrar en Carmela, Paulino en esta obra permanece distante, como una marioneta, perfecta pero siempre con una mano detrás manejando.
Aún así, merece un aplauso por la generosidad que muestra con su compañera.

Id a verla, sólo por la presencia de estos dos grandes merece la pena.
Besos!