martes, 2 de enero de 2007

United 93


Ayer me decidí a ver por fin United 93, de Paul Greengrass.
Me resistía a ello porque de estar bien hecha me iba a dar miedo, y de hecho así fue, terminé de verla con el estomago encogido.
La película empieza y mientras los terrorístas rezan, tu te preguntas que hubiese pasado si aquel día todo hubiese funcionado bien y nada de aquello hubiese pasado. Te preguntas donde queda aquella confianza y esperanza en el futuro que se respiraba entonces en occidente.
El día en que muchas cosas cambiaron comienza y los hechos se van sucediendo. Se demuestra la ineficacia de los sistemas de seguridad y la estupidez de las cadenas de mando que tanto gustan allí, testigos perplejos de algo que les vino muy grande. El miedo de los terrorístas y sus dudas añaden una sensación de fatalísmo al momento, sensación que recuerdo perfectamente de aquella tarde frente al televisor.
La bola sigue rodando y los pasajeros se dan cuenta de que no hay salida, pues son victimas de unos suicidas. Deciden defender el avión y aceptar lo que venga. Contraatacan, pero llegan tarde.
El suelo se acerca y todo termina.

Uno se queda pensando en esa metafora. ¿Puede el ciudadano hacer algo para salvar la situación?
Según Greengrass somos meras victimas de un juego superior que no podemos comprender ni detener.
La suerte está echada, aquel 11S se encendió una mecha y esta película, leida como metafora de algo más grande es dura, pues nos advierte de qué bando tiene más que perder, y de lo poco que nosotros como ciudadanos podemos hacer.