lunes, 23 de mayo de 2011

La figura del triunfador



Muchas veces he hablado con mis amigos sobre la prudencia.
Desde pequeño, y tal vez influido por como me educaron, crecí siendo prudente. Cuando era adolescente se me grabó a fuego que incluso cuando no dices nada, corres el peligro de buscarte problemas, algo que aprendí bien, muchas veces a base de golpes.
También aprendí a no defenderme nunca de nada que yo no hubiese hecho.
Es algo así como el kung fu, siempre he pensado que si no te defiendes, al no aportar energía al mal rollo, este termina por disiparse.

Pero la vida es sabia, y sin que tu no lo sepas te prepara su lección a fuego lento, esperando que algún día la aprendas. A eso muchos le llaman Karma, otros ley de causa y efecto.
He conocido a mucha gente en mi vida que no ha sabido apreciar esta dinámica y que por lo tanto se resiste a aceptar las consecuencias de sus actos.
Su defensa siempre es la misma, se repliegan, reniegan de quienes le rodean, y crean a su alrededor un muro de justificaciones y reproches.

Estos tiempos que nos han tocado, sobre todo a quienes vivimos gran parte de nuestra vida “online”, son complicados.
Personajes, más que personas, fluyen en la corriente de la web, alzando sus voces aquí y allá, a veces anónimamente, a veces enmascarados tras una imagen virtual, a veces siendo ellos mismos, o al menos una versión de ellos mismos.
Todos sin excepción se construyen una personalidad virtual, un personaje con el que relacionarse y marcar su terreno. Unos, más que otros, descubren de pronto un filón: la popularidad.

La popularidad en la red usualmente tiene consecuencias nefastas para el ego de esa persona. Muchas veces leo aquí y allá mensajes de personas que muestran su frustración porque de pronto un día al despertar o al irse a la cama descubrieron que en realidad estaban viviendo una mentira, y que como tal, no les aportaba nada más que sufrimiento.

Yo les diría a estas personas que aprendan a disfrutar de las cosas simples de la vida. Que se levanten y miren por su ventana: hay un mundo enorme ahí fuera esperando ser descubierto.
Pero este mundo no va a venir a ti en una pantalla, ni a golpe de clic, vas a tener que salir y experimentarlo con el resto de tu ser.

El día que hagas tal cosa descubrirás que obligarte de esa manera a mantener el tipo frente a desconocidos no merece la pena, que tu también mereces tener tu rinconcito para crecer como persona, y que sobre todo, tienes derecho a equivocarte, rectificar y evolucionar lejos del cinismo que te auto impusiste por seguir la corriente.

Triunfar en la vida no es tener más amigos en Facebook, triunfar es irte de ella con una sonrisa en la cara, sabiendo que hiciste todo lo posible por ser feliz y hacer felices a los que te rodean.

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